La crisis financiera que ahora estamos viviendo, nos ha recordado la importancia de diversificar nuestras inversiones, tener muchos huevos en una misma canasta puede poner nuestro patrimonio en riesgo.
En noviembre de 2019, publiqué el siguiente Tweet en diferentes redes sociales, el mismo generó mucha polémica: “El gobierno de debería vender #Ecopetrol y tomar utilidades mientras todavía es una empresa valiosa, el futuro del #Petróleo en el largo plazo es muy incierto. Dichos recursos podrían invertirse en negocios de energía renovable, educación, agro, infraestructura e impulso a la economía.”
Ecopetrol, es la principal compañía petrolera de Colombia en la cual el Estado Colombiano es el Socio Mayoritario. La compañía cotiza en la bolsa de valores local, con ADRs (American depositary receipts) en la bolsa de Nueva York.
En el momento del tweet, la acción de Ecopetrol se cotizaba a 0,95 dólares y el market cap (valor de mercado del patrimonio de la compañía) superaba los 39 mil millones de dólares, al momento de escribir este artículo a principios de Abril de 2020, su valor de mercado era solo superior a 18 mil millones de dólares, esto por efecto de disminución del precio de la acción (que se cotizaba en ese momento a 0.45 dólares) y la depreciación del peso colombiano con respecto al dólar americano (superior al 20 por ciento desde entonces). La compañía ha perdido 20 mil millones de dólares de valor patrimonial en el mercado, alrededor de la mitad de valor perdido en tan solo 5 meses. Para entonces, el barril de petróleo pasó de $62,96 dólares por barril el 5 de noviembre de 2019 a USD $26,27 a 30 de marzo del 2020, una disminución del 58%.
Tengo entendido que Ecopetrol recibe unos cuantos dólares menos que el precio oficial del Barril Brent, y su punto de equilibrio (precio al cual la compañía no pierde ni gana dinero) es de 29,9 dólares por barril¹, en otras palabras, actualmente cada barril que vende la compañía no alcanza ni siquiera para cubrir los costos y gastos de la operación.
Ahora bien, las razones por las que recomendé vender la empresa en ese entonces no fueron pocas. Con respecto a la empresa en sí misma, para entonces Ecopetrol pasaba por uno de sus mejores momentos de los últimos años en términos financieros, y las empresas deberían venderse cuando están bien, no cuando están en crisis. Adicionalmente el futuro de la operación de Ecopetrol depende además de sus reservas, y estar renovando dichas reservas implica un gran riesgo, además de cuantiosas inversiones. Al cierre del 2019, grupo Ecopetrol contaba con apenas 7.8 años de reservas probadas.
Por otro lado, el éxito de Ecopetrol depende no solo de factores internos como la gestión de sus administradores, sino también de condiciones externas como lo son el precio del barril y la economía mundial. Con la llegada y masificación de los vehículos eléctricos y las energías renovables (solar, eólica, etc.), la demanda de petróleo a futuro se ve en riesgo, mientras tanto, tecnologías como el fracking han permitido a países como Estados Unidos aumentar de forma importante su producción y por lo tanto la oferta de crudo, y a mayor oferta, menor precio esperado a futuro, siendo esta razón uno de los principales problemas del sector en la última década: una creciente oferta (incluso sobre oferta) y una demanda en desaceleración.
Por último, siendo el gobierno el dueño del 88,49% de la compañía, liquidando la totalidad de esta inversión, podría haber recibido alrededor de 30 mil millones de dólares, recordemos que el gobierno anterior vendió el 57,6% de Isagen en 2 mil millones de dólares en enero de 20174, es decir, pudo haber obtenido alrededor de 15 veces más por la venta de la petrolera que por la de Isagen, esto antes de descontar comisiones y gastos de venta. Esto hubiese sido un gran alivio para el Estado, le hubiera permitido reducir su deuda, que a 2018 ascendía a 72 mil millones de dólares solo para la deuda externa5(más del 20% del PIB para ese año), o mejor aún, invertir dichos recursos en otros negocios con más futuro, como la generación de energía renovable, la educación, proyectos de infraestructura sin socios inversionistas, impulso a la economía y sectores claves, entre otras alternativas.
Si llevamos este ejemplo a la situación de la media empresarios exitosos, muchos de ellos, tienen una empresa que ha sido su principal fuente de generación de riqueza, y con dicha empresa han podido comprar una vivienda, una casa de recreo, unas cuantas propiedades de inversión, como bodegas y locales, y en algunos casos, participaciones en otras compañías. Pero es común ver que muchos de ellos aún tienen hasta el 80% de su patrimonio en una sola compañía.
Actualmente, vemos como algunas de estas industrias están sufriendo una crisis sin precedentes, sobre todo aquellas que tienen sus ingresos comprometidos por la pandemia del Covid-19, entre éstas las aerolíneas, hoteles, restaurantes, food service, cines, concesionarios, retail (exceptuando a productos de primera necesidad), entre otros. Muchas de estas van a quebrar por su incapacidad de sostener los gastos fijos durante largos periodos, algunas por su alto nivel de endeudamiento, otras se salvarán solamente si reciben los salvavidas que les de el gobierno para poder salir adelante y otras podrán sortear con dificultad la grave contingencia a la que nos enfrentamos.
El fenómeno del Covid-19 es muy particular, sin embargo, desde hace años, muchas empresas están sufriendo de la amazonización, este es el fenómeno, mediante el cual, un negocio disruptivo, como Amazon, cambia las reglas del juego para ciertos negocios como el retail y afecta a muchos participantes. Lo mismo ha pasado con fenómenos como Uber, Airbnb, y las redes sociales, que han transformado industrias completas como el transporte de pasajeros, la hotelería y la publicidad. Es solo cuestión de tiempo que la amazonización llegue al sector donde opera su compañía, y solo quienes logren adaptarse rápidamente o tengan mucho músculo financiero, podrán sobrevivir.
Para mi lo ideal, una vez se tiene un negocio exitoso, es venderlo parcial o totalmente, y diversificar los ingresos recibidos de la venta en varios negocios, proyectos o propiedades. De esta manera, no se tiene tanta exposición a un solo sector, se puede dormir mejor y se pueden sobrellevar situaciones como la actual de una manera más segura. Los negocios familiares, no deben verse como hijos que son irremplazables, más bien deben tratarse como vehículos que generan riqueza, y que se compran y se venden, así como los inmuebles y los coches.
En mi caso, desde hace años he venido haciendo inversiones en diferentes sectores, como la ganadería y la propiedad raíz, aunque en una situación como la actual, todos nos veremos afectados de alguna u otra manera, creo que la diversificación me permitirá sobrepasar esta coyuntura sin poner en riesgo el futuro de mi familia.
Cuando la crisis termine y el panorama financiero este más claro, posiblemente encontraremos acciones en la bolsa a precios atractivos, lo que podría ser una gran oportunidad de inversión con miras a largo plazo, pensando no solo en mercados locales, sino internacionales.
Como decía mi Madre, “Simón, no pongas todos los huevos en la misma canasta”.
Escrito por Simón Restrepo Barth, Profesor de Finanzas, miembro de Juntas Directivas, Banquero de Inversión, Partner de ONEtoONE Corporate Finance. Magíster en Finanzas de la Universidad de los Andes y certificado en valoración avanzada con altos honores en NYU|STERN.